dimarts, 12 d’agost del 2014

GUARDIANES DE LA GALAXIA: HÉROES A PESAR DE TODO


Hay una nueva regla en la galaxia: nadie toca la Tierra. ¡Nadie! Star-Lord, Drax, Groot, Mapache Cohete, Gamora, Bicho, Iron Man... Aventureros procedentes de todos los rincones del universo. Son los Protectores de la última frontera. Son aquellos que se internan donde nadie ha llegado jamás... ¡son los Guardianes de la Galaxia!” 



Así reza el encabezamiento de cada aventura gráfica de la nueva serie regular protagonizada por el grupo superheróico menos homogéneo del universo Marvel (con perdón de La Patrulla-X), o mejor dicho, un grupo de antihéroes que ponen patas arriba cualquier galaxia en la que ponen sus pies (o patas en el caso de Cohete), pero que al fin y al cabo velan por los intereses de la Tierra. Precisamente, una nueva logia comandada por Jason, Rey del reino planetario de Spartax (y padre de Peter Quill, el líder actual de los Guardianes) ha dictaminado que la Tierra no se toca y, aunque nuestros rebeldes y estrafalarios patrulleros galácticos incurran en ella para salvarla y les tiendan una trampa conspirativa con el objetivo de que se disuelvan ante los anárquicos principios justicieros que predican, serán unos aliados muy valiosos para el resto de la estirpe de superhéroes de nuestro planeta. Por lo tanto, y muy a su pesar, los Guardianes de la Galaxia son unos auténticos héroes del espacio sideral con más de cuatro décadas de existencia. 



La génesis guardiana 1969. 

Arnold Drake y Gene Colan se sacan de la chistera un grupo de extraterrestres procedentes del siglo XXXI para el número 18 de la revista Marvel Super-Heroes; una serie de personajes e historietas ajenas a la línea temporal oficial “marveliana” (en la estela de la Tierra 2 de DC) y que procedían del universo Tierra-691. Los miembros oficiales de ese primer grupo incluya a personajes tan sui generis como Mayor Vance Astro (un terrícola del siglo XX extraviado que, por razones que se escapan de la genética humana, podía viajar por los confines del espacio hasta tele-transportarse miles de años en el futuro); El Capitán Charlie 27 (procedente del planeta Júpiter), Yondu (un alienígena de piel azulada del planeta Centauri IV, de la órbita Alfa Centarui, que es el sitio donde aparecía por arte de magia Vance Astro y lo reclutaba), Martinez T’Naga (un científico alienígena de Plutón con antepasados africanos), Starhawk (un aventurero que recibe poderes del Dios Halcón y que no se incorpora al grupo hasta 1975 en la serie de Los Defensores) y Nicholette ‘Nikki’ Cole (una muchacha calva que exhala fuego de su cabeza y que fue creada por el escritor Steve Gerber y el dibujante Sal Buscema). Sin ninguna cabecera mensual propia que los agrupara, iban pasando de serie en serie con una ambigüedad justiciera asombrosa: no se posicionaban en ningún bando, se defendían de las amenazas que recibían y se dedicaban a proteger a los suyos, siendo aliados y en contadas ocasiones hasta enemigos (a Hulk no le caían especialmente bien) de Los Vengadores o de Los Defensores; luchando contra los Badoon, los Kree o cualquier raza extraterrestre con ansias hostiles y beligerantes. Vengadores Cósmicos, así es como les llamaron en algún momento atemporal en el que tuvieron que defender la tierra de hordas de alienígenas de fisonomía reptil, junto con el Doctor Extraño o el Capi. Aventuras, todas ellas, con un punto de psicodelia acorde a la sociedad de la época en la cual fueron concebidas. 

Hasta que desaparecen del mapa. Un vacio absoluto se cierne sobre los Guardianes hasta 1990. Y La Casa de las Ideas, en un intento por buscar nuevas franquicias alejadas de los mutantes, decide confiar en el talento del artista y publicista neoyorkino Jim Valentino (después de haber dejado su imprenta en algunos números sueltos de las cabeceras más destacadas y algunos What If...?) y le ofrece la posibilidad de encargarse de confeccionar la serie autónoma de los Guardianes de la Galaxia; la primera serie regular de esos outsiders galácticos que llegaría a prolongarse durante ese primer lustro de los años 90 (hasta mediados 
de 1995), llegando a aparecer en el mercado estadounidense 62 cómic-books (si bien Valentino solamente se encargo hasta el issue 26, dado que luego abandonó Marvel para cumplir su sueño de fundar una editorial, es decir, la influente Image Comics). Tal vez, y con el paso de los años, podamos afirmar que esta fue la época de mayor esplendor editorial para los guardiancitos si no fuera por lo que estaba por venir (y a saber dónde llegará...).

Who is Who in the new galaxy? 

Coincidiendo con el despliegue de Aniquilación y, sobretodo, su secuela (Aniquilación: Conquista, el mayor y tal vez más logrado “space opera” del universo Marvel, en el que el Imperio Kree vuelve a contraatacar con su líder innato Ronan el Acusador), a Dan Abnett y Andy Laning se les concede el privilegio de reabrir el pequeño universo de los Guardianes clásicos en lo que vendría a ser la segunda era de este grupo espacial, aunque de entrada solo estaba previsto que fuera un crossover con la saga cósmica madre. Abnett y Laning, que estaban codirigiendo Aniquilación a cuatro manos, introducen personajes de ésta en la recién 
inaugurada serie de los Guardianes (como a Nova), dando a conocer a Peter Quill (alias Star-Lord) como un “pirata espacial” (siempre entre comillas), que será el encargado de forjar un nuevo grupo junto a Rocket Raccoon, Gamora, Drax el Destructor, Adam Warlock, Bicho, Groot, Mantis, Phyla-Vell y alguno que otro más que se quedó perdido en algún esteroide. 


También intentan unir con cierta pericia el universo paralelo de los antiguos Guardianes de la Tierra-691 con la línea cronológica oficial de la Marvel de finales del siglo XX. Y lo hacen con el manido recurso de los agujeros de gusano y un amnésico Vance Astro que ha llegado desde el siglo XXXI a través de uno de estos agujeros apresado en un cubo de hielo cósmico... Hasta que aparece Thanos como villano central y crea otro universo paralelo (el famoso y conocido “Cancerverso”), en el que se especula sobre la muerte del propio Star-Lord al quedar apresado en él, quedando el resto de guardianes huérfanos de su líder. 

Y así llegamos a la tercera era de los Guardianes: la que arranca cuando Marvel Studios anuncia que pretende llevar al cine a los Guardianes de cara ampliar sus horizontes superheróicos; la que arranca coincidiendo con el abandono de Brian Michael Bendis de la franquicia de Los Vengadores. A Bendis le ofrecen la oportunidad de realizar un reboot completo y mejorado en papel del origen de Star-Lord. Un nuevo enfoque, una nueva reinvención del equipo, a priori algo prefabricado de cara a tantear el mercado del noveno arte con el único fin de valorar sí el proyecto cinematográfico tenía cabida en los parámetros de la Marvel actual y de sus acólitos lectores. En el número 0 (abril de 2013) se aclara el pasado de Peter Quill, sus orígenes terrestres y, en una brillante elipsis, como llegó a capitanear ese grupo tan heterogéneo. 
Para ello, Bendis se nutre del dibujo de Steve McNiven y hace un guiño directo al filme Starman (1984) de John Carpenter, pues, tomando prestado el “leit motiv“ argumental de este filme de ciencia ficción romántica, narra en una treintena de páginas la llegada del padre de Quill (Jason, futuro rey de Spartax) a Estados Unidos: su nave se extravió y se estrelló al lado de una granja en la que vive una muchacha de provincias de la que se enamora y deja encinta justo cuando debe regresar a su reino. ¿Les suena el argumento? A ello le añade la infancia de Quill, sus problemas de socialización en la escuela y la muerte de su madre a manos del imperio Spartax. En realidad, Peter Quill era presentado en Enero de 1976 bajo su alter ego de Star-Lord: un policía espacial, mitad humano, mitad extraterrestre, que se apuntó a la NASA precisamente para explorar el espacio, no aclarándose, ni vinculándose su entorno familiar con Jason Spartax (eso no sucedería hasta un año más tarde en el número de Verano de Marvel Preview, donde Chris Claremont y John Byrne daban a conocer al padre de la criatura).


La nueva personalidad rebelde y mujeriega de Quill encaja perfectamente con la Marvel contemporánea y con el nuevo grupo, en el que incluso tiene cabida Tony Stark (la lucha de egos está servida). Más allá de las apariciones estelares de Iron Man, la alineación actual del grupo pasa por Gamora (la hija bastarda de Thanos, con la que mantiene cierta tensión sexual), Drax el Destructor (un musculitos de armas tomar, híbrido entre un extraterrestre de la raza Kronos y el alma del músico Arthur Douglas, masacrado a manos de Thanos), Mapache Cohete (una mutación genética, espécimen único en su especie, obsesionado en encontrar otro ser igual que él y alma mater del grupo) y su amigo Groot (un árbol gigantesco procedente de los Mundos Rama con la capacidad de regenerarse ad infinitum). Esta ha sido la formación escogida por los guionistas y productores de Hollywood para moldear los Guardianes en carne y hueso y llevarlos a la gran pantallas (aunque Mapache y Groot han sido confeccionados digitalmente previa captura de movimiento), donde se enfrentan a Ronan el Acusador (aludiendo así la segunda era en viñetas). Con todo, la serie en cómic prosigue con buen pie, mes a mes, incorporándose en ella otros héroes casuales que habían sido arrinconados por Marvel durante bastante tiempo, como Angela (la cazarrecompensas divina creada por Neil Gaiman para Spawn, con un litigio sobre la posesión de derechos de explotación del personaje que se ha prorrogado hasta la actualidad) o el Agente Veneno (que había perdido su rango después de haberse jubilado de los Vengadores Secretos). 
Las tramas, algunas muy ligeras porque están pensadas para el público adolescente, sitúan a los Guardianes en medio de cualquier conflicto estelar: han participado en la guerra de Infinito (junto a Los Vengadores), han colaborado con La Nueva Patrulla-X (en la saga de El Juicio de Jean Grey), han ayudado al hijo de Nova a hacer la reconversión generacional con el casco espacial (principalmente Mapache y Gamora) y actualmente se encuentran desperdigados por el universo, cada uno por su cuenta, por culpa del Rey de Spartax, cuyos affaires personales con su hijo han provocado una forzada y obligada desunión entre ellos. 


Pero no temáis porque pronto se unirán: Los Guardianes de la Galaxia, los nuevos Guardianes, están aquí para quedarse un milenio más, igual que su franquicia cinematográfica. 

Eduard Terrades Vicens

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