dimecres, 17 de setembre del 2014

S.H.I.E.L.D. – LA “B-SIDE” SUPERHEROICA DE MARVEL

S.H.I.E.L.D. – Definición según el diccionario Marveliano: “Dícese del servicio de inteligencia hiper-tecnificado para prevenir amenazas terroristas, cuya sede principal se encuentra en Washington DC, a pesar de que la base de operaciones secretas se encuentre sobrevolando los parajes de la vasta Norteamérica a través de un inmenso helitransporte comandado antiguamente por Nick Furia”. 


En realidad, esta mega corporación ficticia que deja en pañales a la CIA y al FBI (y que idearon Stan Lee y Jack Kirby para el Universo Marvel) es un grupo de inteligencia de pretensiones mundialistas que da apoyo logístico y financiero a Los Vengadores y sigue muy de cerca toda actividad mutante, es decir, cualquier atisbo de peligrosidad de La Patrulla-X, y cuyas ambigüedades políticas sitúan su ideología corporativa a medio camino entre el Partido Liberal norteamericano y el Partido Laborista inglés. Obviamente, todo es discutible. Como todos los fans de Marvel saben, históricamente ha habido una bipolarización política de los cómics y los personajes más relevantes, y S.H.I.E.L.D., como organización por encima de los estamentos oficiales, no ha sido la excepción. Siempre se ha venido posicionando a favor del partido político que en cada lustro ha dirigido los Estados Unidos de América (pese a seguir su propia ideología e ideas políticas, como comentábamos). Pero no nos engañemos: Nick Furia padre, el primer comandante y jefe de la plataforma volante, tiene unas maneras de hacer y de pensar al estilo republicano, y no han sido pocas las veces que ha topado con la manera de obrar del Capitán América; en la manera en que el Primer Vengador entiende y defiende las libertades del pueblo americano (Steve Rogers no esconde su afinidad por el Partido Demócrata, igual que su compañero Sam Wilson, alias Falcón). 


¿Por qué podemos considerar esta agencia que se inmiscuye en los affaires de nuestros héroes favoritos como la “B-Side” de Marvel? 

De entrada hay que valorar su anacronismo actual para poder comprender qué función ha cumplido dentro del Universo Marveliano durante más de medio siglo. Originariamente, S.H.I.E.L.D. era la sigla de “ Supreme Headquarters, International Espionage & Law-Enforcement Division”; lo que vendría a significar que era una agencia que mezclaba el espionaje con la fuerza bruta, siempre con el apoyo ecuánime del poder militar, el ejército de USA, y el uso de armas pesadas desarrolladas en alguno de sus cuarteles secretos subterráneos. Por otro lado, el servicio de espionaje interno lo conformaban agentes que actuaban en la sombra, como por ejemplo la ex-espía rusa Natasha Romanoff (alias Viuda Negra) o Sharon Carter (más conocida como Agente 13 y novia del Capitan América a ratos). 

Nick Furia, director de operaciones, se encargaba de controlar, manipular y poner entre las cuerdas a sus agentes desplegados por todo el globo terráqueo para sacar máxima tajada en cada misión que se les encomendaba. Más tarde se rediseñó el nombre en clave, que pasaría a ser “Strategic Homeland Intervention, Enforcement & Logistics Division”; división logística de los Vengadores, Los 4 Fantásticos o de Industrias Stark (por sinergias armamentísticas, Iron Man, y concretamente Tony Stark, terminó llevando el timón de la organización en una de las peores crisis superheróicas: durante la “muerte” del Capi mientras era enjuiciado). 

En las ediciones españolas, para respetar el acrónimo original sin perder la forma inglesa, se busco una solución en su adaptación española (originalmente E.S.C.U.D.O.) para que no perdiera su significado y su razón de ser: “Servicio Homologado de Inteligencia, Espionaje, Logística y Defensa”.

La cara B de los superhéroes, la otra cara de la misma moneda. Todo para combatir amenazas invisibles que, en el momento de la constitución de la Agencia, éstas provenían de la Unión Soviética, de la Alemania del Este o de antiguos Nazis que habían sobrevivido a la Segunda Guerra Mundial y que se refugiaban bajo el paraguas de Cráneo Rojo o de HYDRA. De hecho, el origen de S.H.I.E.L.D se remonta en plena Guerra Fría, concretamente en el número 135 (datado de 1965) del magazine Strange Tale, para combatir durante un par de años de historietas a la organización criminal HYDRA y al Barón Wolfgang von Strucker (“muerto y enterrado”, entre comillas siempre, en el Strange Tale no158 de 1967). Nunca se han aclarado los orígenes concretos de la organización. No obstante, y dejando de lado las ansias historicistas de Jonathan Hickman (guionista que, a través de una maxi-serie, especuló sobre la posibilidad de que personajes relevantes de nuestra civilización, como el propio Leonardo da Vinci, hubieran fundado la organización unos siglos atrás, afrontado las amenazas de Galactus o de El Nido), hay un silogismo que nos conduce a una posible fecha fundacional: algunos sostienen que S.H.I.EL.D. ya existía antes de la Segunda Guerra Mundial y que Nick Furia fue enviado desde la CIA a la agencia secreta por órdenes directas de arriba, del Presidente de los Estados Unidos; mientras otros sostienen que fue él mismo quién la empezó hacer funcionar justo cuando los Aliados vencieron a los nazis. Sea como fuere, y dejando de lado una conversación anecdótica entre Ojo de Halcón y Furia, en la que el primero le dice al segundo que fue él quien le propuso poner en marcha la maquinaria de SH.I.E.L.D. para controlar la amenaza rusa, podemos determinar su nacimiento a finales de los años 40, siendo su gestor en un principio la propia Administración Gubernamental de Estados Unidos, para luego pasar a manos de la ONU. 


Con los atentados del 11-S del 2001, y coincidiendo con el recién fundado sello de Marvel Knights, S.H.I.E.L.D. se volvió más oscura que nunca, dando soporte a las tropas norteamericanas que combatían el terrorismo islámico en Irak. Marvel Knights se caracterizó por un tratamiento maduro de sus guiones, y Nick Fury, en un todo por la patria, defendió el orgullo del pueblo americano mandando sus agentes secretos a combatir grupos de yihadistas (solo falta recuperar los 6 primeros números de la serie Elektra de Marvel Knights para comprobarlo). En ese instante, la personalidad taciturna de Furia se acercó al carácter irredimible de Frank “Punisher” Castle, y sus prácticas filo fascistas no empezaban a verse con demasiados buenos ojos, ni por los lectores que solo buscaban diversión en sus historietas, ni por algunos directivos de Marvel. De La Haya ni hablamos... porque en la ficción se saltaba todos los tratados y convenios internacionales de derechos humanos. No obstante, una de las máximas de los editores Joe Quesada y Jimmy Palmiotti para MK era abrir debates en torno a cómo afectaban los acontecimientos y “breaking news” de la vida real al mundo imaginario de los superhéroes, y personajes como Nick Furia eran un ideal muy concreto para esos tiempos de incertidumbre política en los albores del nuevo milenio. 

Y S.H.I.EL.D., con toda su política de seguridad nacional, casaba perfectamente con la paranoia terrorista que se ceñía sobre las grandes conglomeraciones urbanas norteamericanas. Aún con todo, y después de que el sello MK se desmantelara, también se replanteó la vigencia y continuidad de la agencia: eso imaginó el siempre brillante Brian Michael Bendis en la saga Invasión Secreta (2008), donde especuló sobre la disolución de S.H.I.E.L.D., siendo sustituida temporalmente por la H.A.M.M.E.R., la imposible agencia de contraespionaje creada por Norman Osborn (alias Duende Verde). 

Por no hablar de la siempre cuestionada sobreprotección en contra de las libertades individuales, algo que se acrecentó con la nueva era digital que se nos venía encima, de la que Marvel supo sacar partida a través de la tecnología hiper-desarrollada de sus sedes ocultas. Un ejemplo directo lo hemos tenido a través de la serie de televisión dedicada a esta organización: Agents of S.H.I.E.L.D., que, a pesar de no arrancar con muy bien pie por culpa de una banalización de sus guiones para contentar al “mainstream” que se zampa cualquier ficción televisiva, ha permitido introducir gadgets tecnológicos que luego han sido reaprovechados para insertarlos en los cómics mensuales (como el coche volador diseñado por Industrias Stark y que se deja ver regularmente en la franquicia Vengadores Secretos, donde por cierto S.H.I.E.L.D. cobra un protagonismo absoluto), o dar empaque a nuevos personajes que ya se han ganado el corazón de los fieles lectores (como el Agente Phil Coulson, que, junto a las adaptaciones cinematográficas, se ha convertido en uno de los nombres claves para el buen funcionamiento de la organización).


Lobezno (en la miniserie concebida por Mark Millar y John Romita Jr. en 2006); Maria Hill (subdirectora), Nick Furia Jr. (que fue la excusa para conectar al Furia afroamericano interpretado por Samuel L.Jackson en las películas con los cómics y dar una merecida jubilación al Furia padre del papel, ¿o tal vez no?); la agente medioambiental Roz Solomon (que actualmente mantiene un affaire amoroso con Thor); y, obviamente, Coulson (el director general), son personajes vinculados con la S.H.I.E.L.D del nuevo milenio. 


Con este panorama, ¿Hasta dónde pueden llegar sus tentáculos? Por el momento, S.H.I.E.L.D. representa el nuevo orden mundial, un gran lobby armamentístico y de espionaje que cuando lo necesita recurre a sus grupitos de superhéroes afiliados para hacer acrecentar su poder en la sombra, escondido entre las nubes mientras sobrevuela Estados Unidos. “God Bless S.H.I.E.L.D.!”

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